sábado, 12 de marzo de 2011

Those little things...

La luz del sol entraba por la ventana, marcando aún más el sanguinoliento color de sus sábanas. Suspiró tras dar la primera calada a su cigarro y se dejó caer hacia atrás. Hacía tiempo que se había cansado de discutir, así que optó por hacer lo de siempre: encerrarse en su habitación a tocar la guitarra. Nadie estaba a favor de la vida que había elegido, pero eso le daba igual. Sabía perfectamente que era especial y que algún día tendría el mundo a sus pies. Apagó la colilla en el suelo, como ya era su costumbre, y, mientras miraba el contraste de la negra madera de su guitarra sobre las sábanas rojas, volvió a tener aquel sueño que no podía apartar de su cabeza.



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